El año 2025 marca un hito en la apuesta por la educación ambiental en Colombia. En el centro y suroccidente del país el Proyecto Verde Vivo, en una firme alianza entre la Fundación Grupo Argos y la Corporación Social Manantial , ha logrado articular en una misma visión a 102 sedes educativas distribuidas en cinco departamentos del país: Boyacá, Tolima, Risaralda, Valle del Cauca y Cauca. Lo que empezó como un ejercicio pedagógico hoy se consolida como una experiencia de transformación ambiental y comunitaria.

De estas 102 sedes educativas , 19 se encuentran en fase inicial, y la gran mayoría han transcurrido en el programa más tres años reflejando el crecimiento escalonado de un proceso que no solo se centra en la teoría, sino en el compromiso de transformación consciente del territorio. Porque Verde Vivo no es un proyecto más: es una estrategia de acompañamiento y cualificación que vincula a la comunidad educativa en torno a la urgencia de proteger el ambiente.

Lo innovador está en su capacidad de seducir a la comunidad educativa, no con imposiciones, sino con prácticas que muestran resultados: buenas prácticas ambientales, monitoreo participativo, transversalidad curricular y la creación de sedes expertas que se convierten en mentoras para otras instituciones. Un modelo de educación entre pares, donde la experiencia se multiplica y viaja más rápido que cualquier cartilla.

El impacto trasciende los muros escolares. En Nobsa, Planadas, Roncesvalles, Saldaña, Dosquebradas, Santa Rosa, Pereira, Obando, El Águila, Palmira, Yumbo, Calima, Restrepo, Dagua, Yotoco, Pance, El Queremal, Morales y El Tambo, este proyecto ha sembrado la convicción que el ambiente es la base de la vida. Las giras técnicas, las ferias ambientales y las comunidades virtuales amplifican los aprendizajes y generan un efecto multiplicador en otros territorios.

El financiamiento de este esfuerzo ha sido clave para su consolidación: la Fundación Grupo Argos como financiador principal, la Corporación Social Manantial como cofinanciador y operador del proyecto, con el respaldo de actores estratégicos como Celsia, en las sedes de Calima, Yotoco y Restrepo, y Cementos Argos, en Boyacá y Saldaña. Esta articulación demuestra que cuando la empresa privada, las organizaciones sociales y la comunidad trabajan juntas, la educación ambiental adquiere fuerza y sostenibilidad.

En tiempos en que la crisis climática exige acciones concretas, Verde Vivo 2025 demuestra que la educación es la semilla más poderosa para cambiar hábitos, mentalidades y realidades. Sus logros invitan a imaginar un país donde cada escuela sea un faro ambiental, donde cada estudiante sea un guardián de la naturaleza y donde la pedagogía se conecte con la acción.

El reto ahora es garantizar la continuidad y escalabilidad de este esfuerzo: que las semillas sembradas en 2025 no se marchiten, sino que florezcan en nuevas generaciones y territorios. Porque, al final, el verdadero legado de Verde Vivo es demostrar que cuando la escuela se compromete con la vida, todo el territorio respira futuro.