Una de las apuestas fundamentales de la Corporación Social Manantial es el acompañamiento a las empresas y organizaciones de carácter privado en el desarrollo de sus procesos de responsabilidad social; esto, desde la generación de diálogos efectivos con los diferentes actores que configuran el territorio.
Es por esta razón, que en el primer semestre del año 2022, asumimos el reto de trabajar colaborativamente con la Fundación Grupo Familia, en diferentes procesos de sistematización y de gestión, que hoy nos llenan de momentos gratos y lecciones aprehendidas, y que merecen la pena ser contados.
Desde los procesos de sistematización, se participó en la primera etapa de la construcción de un modelo de acompañamiento, intervención y cogestión social con las comunidades de los municipios de Guachené y Puerto Tejada, a partir de la instalación y promoción de escenarios participativos hacia la identificación de capacidades y necesidades locales para la consolidación de una estrategia de implementación de programas y proyectos sociales, económicos, culturales y ambientales.
Resulta importante resaltar que esta iniciativa de sistematización adoptada por parte de la Fundación Grupo Familia, se dinamizó también, en el marco de las dinámicas asociadas al estallido social que se desató en el país durante el segundo trimestre del año 2021, desde el cual voceros de las comunidades locales de estos dos municipios, expresaron la urgente necesidad de redimensionar los procesos de relacionamiento del sector empresarial con los actores sociales del territorio, a partir de iniciativas de largo alcance que pudiesen contribuir en los ideales de desarrollo de estos últimos.
Por su parte, desde los procesos de gestión se han aunado esfuerzos entre el equipo de voluntariado de la Fundación Grupo Familia y el Programa Dona un Día de Alegría de la Corporación Social Manantial, para compartir momentos muy especiales con noventa y un (91) madres del Programa de Atención a la Primera Infancia de la Caja de Compensación Familiar COMFAMILIAR Risaralda, principalmente las ubicadas en los municipios de La Virginia y Pereira, en el departamento de Risaralda; así como con cincuenta (50) familias de la vereda La Esperanza en el municipio de Guachené, departamento de Cauca.
Finalmente, es fundamental reconocer que nada de esto hubiese sido posible, sin el compromiso de los actores sociales ubicados en cada territorio, quienes pusieron todo su conocimiento, sus posturas frente al desarrollo local y su mirada crítica, al servicio de procesos que esperamos se constituyan como el inicio de apuestas contundentes para la armonización requerida, entre el quehacer de organizaciones comunitarias que han nacido desde un espíritu digno, resistente y autónomo y una empresa que le apuesta al servicio y al diálogo permanente, como detonantes de los grandes cambios que requiere el país.
Margarita Noreña Ortega
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