Las mujeres rurales han logrado reconocer en sí mismas, todo el poder y capacidad para trabajar y labrar la tierra. Han sido agricultoras y empresarias, plantando semillas y produciendo alimentos de buena calidad para sus familias y para sus comunidades.
Gracias a su trabajo en el campo colombiano, las mujeres rurales han aportado a la lucha contra el hambre, la desnutrición y el cambio climático, los cuales son pilares fundamentales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Por varios años de mi vida me he dedicado al acompañamiento de procesos productivos a lo largo del Valle del Cauca, en la Costa Atlántica y gracias a esto, me he ido enamorando del trabajo en el campo colombiano y de la valiosa labor que desempeñan las mujeres rurales en sus territorios.
He tenido experiencias con asociaciones de mujeres que se dedican a la producción de tomate orgánico y trabajan arduamente por la asociación, son organizadas, se apoyan y acompañan entre sí y entre sus familias, se evidencia siempre un respaldo que además de ser económico, genera una empatía en su quehacer de día a día.
Conozco colegas que son dedicadas a sus fincas, emprendedoras que tienen producción de cerdos, que se han ganado convocatorias para trabajar y producir alimentos para el país, amando lo que hacen y aportando al desarrollo sostenible desde sus territorios. También soy testigo de mujeres madres cabeza de hogar que producen miel con sus abejas y realizan su trabajo con dedicación, convicción y empoderamiento para sacar adelante sus familias y comunidades.
Por estas y más razones, que se acepte que la mujer en el campo desempeña un rol fundamental en la sociedad, es supremamente necesario y exigir una igualdad de condiciones laborales y salariales es una lucha que no debemos abandonar. Debemos seguir defendiendo con la frente en alto que la mujer rural es fundamental para muchos procesos sociales y económicos de nuestro país.
Yury Marcela Quintero
Comentarios recientes