Recostado mirando hacia arriba, no puedo dejar de hacer el ejercicio mental de ponerle cara a las nubes, contemplar su movimiento aletargado y empezar a maquinar historias posibles… Soñando despierto, me atrevo a dejar fluir el más consciente de los instintos humanos: SOÑAR – IMAGINAR. Me encontré con varios amigos, juntos mirando hacia arriba, pintando caras en las nubes.
Soñamos con la reconciliación, como camino para conocer las múltiples verdades que han causado dolor y miedo, y para sanar las heridas. Un principio para resignificarnos como sociedad.
Soñamos con escuelas de puertas abiertas para reconocer el territorio, comprenderlo y aportar a la solución de sus problemas. Escuelas dialogantes, que desde la inclusión reconozcan que es posible construir con otros, escenarios por y para la vida.
Alguien señaló con su mano hacia arriba y dijo: «Sueño un país en el que pueda amanecer con la alegría que la libertad y el respeto son una bandera, en que las miradas con lo otros se crucen acompañando la sonrisa, que siempre nuestros espacios sean de crecimiento y aprendizaje para una sociedad, justa, equitativa y llena de amor…»
Y empezaron a llegar las imágenes en el óleo azul del cielo:» Yo sueño un país próspero y en paz para mis hijos y quiero que ellos luchen por él desde los espacios en los que podemos incidir fácilmente, desde nuestra casa y desde nuestro hogar!» dijo ella…
Y mientras elevamos los avioncitos de papel de Niño, él se levantó y miró al horizonte diciendo en voz alta:» jaja pues yo sueño un país que siga tejiendo redes, preguntas, respuestas, incertidumbres, territorios, sueños… ¡¡¡en una danza multicolor de ideas!!!»
Entonces las nubes se dispersaban con paciencia y dejaban entrar una lucecita tímida que nos calentaba… Y con esa claridad, se escuchó aquella vocecita – » Un país que me invite a quedarme a conocerlo, del cual me sienta más orgullosa y otros también»- y yo le dije: dónde mis amigos quieran quedarse, echar raíces y dónde las huidas, las despedidas para siempre, nunca sucedan!
Soñamos un país de las maravillas, donde las diferencias y el respeto a ellas, sean puentes para encontrarnos, para llegar al otro lado.
Soñamos un lugar para convivir, dónde ningún niño tenga que irse con las manos vacías sin su juguete. Una casa común donde nadie se vaya a la cama con hambre, con sed o con miedo… Dónde podamos dejar la puerta abierta para el peregrino.
Soñamos con un país donde la vida brote a borbotones, dónde la salud no sea un lujo inaccesible sino una verdad constante!
Soñamos con la papa, con el chontaduro, con los huevitos de Marce, dónde la leche no se escurra por los zanjones hasta secarse sino humecte los labios de nuestros niños y abuelos.
Sueño con el abrazo, con la palabra constructiva sin prejuicios.
Sueño con un país donde pueda morir de viejo y al lado de quienes me acompañaron en el camino.
Y tú qué te atreves a soñar ?
Esta editorial fue soñada mirando al cielo junto a mis amigos:
Ricardo Molano Carrera, Yolenis Olivo Carreazo, Claudia Lorena Agudelo Tapasco, Berenice Guerrero Otero, Martha Lorena Patiño Candela, Yhonny Andrés Rivera García , Royman Romero Ramírez, Margarita María Noreña Ortega.
Por Alex Monsalve Socarrás
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