Hace algunos días nuestra cotidianidad fue interrumpida por algunas imágenes de hombres con fusil en mano proclamando una nueva lucha armada en nuestro país. Hemos vuelto a encontrarnos con las noticias más terribles de infamias y de miedo, hemos vuelto a ver de moda los camuflados y los retenes en las carreteras, en un intento vano por devolvernos esa sensación de seguridad…
Desde que tengo memoria he vivido en un país en conflicto, entre los recuerdos de mi niñez está una tanqueta frente a un edificio en llamas, encapuchados dando declaraciones, un cráter provocado por una explosión en medio de una ciudad y otras imágenes entre blanco y negro y píxeles de colores, que ojalá pudiera borrar, cuando la vida no se veía en full HD. Intenté con toda mi fuerza ser elocuente y conquistar ese sueño idílico de vivir en paz , para que en la mente de Emanuel y Matías no tuvieran lugar esos recuerdos de miedo, muerte e infamia. Sin embargo, la fragilidad de nuestros acuerdos, la incapacidad institucional por cumplir las agendas y la discapacidad de nuestra ciudadanía para sostener a partir de la democracia la estabilidad pacífica en la resolución de los conflictos de la sociedad colombiana, supone que lo más natural es continuar con la doctrina de la beligerancia… la cual encuentra terreno fértil para plantarse y esparcirse en medio de las desigualdades, de algunos olvidos sistemáticos en los territorios cogestados por las malas prácticas de los gobiernos de lo central a lo local, la distribución inequitativa de los recursos públicos, lo que aleja la posibilidad de satisfacción de necesidades básicas y nos acerca cada vez más a la pobreza. Debemos hacer conciencia que la Paz más allá de todo lo romántico, es un sistema, que se alimenta de todas las acciones que las instituciones deben subsanar, proveer, instrumentar … y de todas las decisiones que éticamente la ciudadanía pueda tomar haciendo uso de las herramientas que posee para su efectiva participación de cara a una sociedad ávida de oportunidades… Qué tal si los colombianos nos dedicamos a construir una estructura sustentable enfocada en mejorar el acceso y reducir las desigualdades? Qué tal si lo hacemos desde lo microlocal, desde las instancias de los territorios? Qué será más sostenible: encendernos con furia hasta agotar las balas y la sangre o sembrar con ahínco nuestros campos, enviar a nuestros niños a estudiar a la escuela y no a disparar en las trincheras ? Me queda una conclusión, la Paz no es un papel firmado, no es un acto de unos políticos, es un acto político que se construye con el día a día en cada situación que libramos y se refrenda con las decisiones que tomamos en cada conflicto que decidimos afrontar.
Juntos podemos cambiar nuestro destino como sociedad!