Hoy es un día normal, como cualquier otro… ¿perdón?, ¿dije normal?…
Ya estas palabras adornan mi cabeza permanentemente: “la nueva normalidad”, “la normalidad que teníamos antes”, etc. Pero, ¿a qué nos referimos cuando decimos normal?
Y es ahí donde me asalta la duda, de manera inmediata consulto en mi super diccionario Google, que define lo normal así: “Lo que se ajusta a cierta norma o a características habituales o corrientes, sin exceder ni adolecer”.
Creo, entonces, que nuestra “nueva” normalidad ya es simplemente la NORMALIDAD, llena de características que se volvieron habituales o corrientes (distanciamiento social, uso de tapabocas y lavado protocolario de manos).
Así las cosas y desde el ser humano que elijo ser en este mundo, haré borrón y cuenta nueva Ctrl + Alt + Supr, y pondré todo de mi parte para no hablar más del “antes del COVID”, de nuestra “normalidad en el pasado”, a la vez que tampoco hablaré de nuestra “nueva normalidad”.
Simplemente es la vida, la que estamos viviendo y que debemos APREHENDERLA (sí, con h intermedia que tiene relación directa con un salto metafórico consistente en pasar de agarrar algo en el mundo físico a hacerlo en el ámbito más abstracto de lo intelectual: de capturar con las manos a capturar con la mente, con el entendimiento) y como seres pensantes que somos movernos asertivamente en nuestra habitualidad.
Por tanto, más que nunca es tiempo de aceptar, de reprogramar, de ser resilientes, de amarnos a nosotros mismos y de ¡autocuidarnos! De todas estas elecciones de vida que hagamos vendrá el amor hacia los demás por añadidura.
Los invito hoy a hacer de nuestra “nueva vida” una VIDA. Una que valga la pena como siempre ha sido. Ahora más que nunca y más unidos y cercanos que siempre. Necesitamos ¡GENTE QUE SE AMA!.
Por: Mariángela Henao M.