¿Será necesario alejarse para percibir que somos un país diverso por excelencia?

Solo basta con salir a la ventana para percibir la más variada gama de colores que ofrece el paisaje, gracias a los rayos de luz que atraviesan la atmósfera en un amplio espectro y que con su radiación solar durante todo el año garantiza las condiciones óptimas para la vida de múltiples organismos. 

Asomarse al exterior y poder respirar profundamente, permite llenar los pulmones con un aire cálido o una brisa fresca que renueva el interior. Tocar una pared o una superficie dura, es también sentir que hay seres que por minúsculos que sean, con el paso constante del tiempo van ganando un lugar para aferrarse a la vida. En nuestro entorno es posible degustar los dulces o ácidos sabores de las frutas, la sensibilidad que despierta un picante, o poder mitigar la necesidad de saciar el apetito con la variedad incontable de alimentos que estas tierras proveen. 

A la par con todo ello,  permanentemente nos está acompañando el mágico canto de las aves o los sonidos que emiten los insectos en una constante sinfonía que alegra nuestro espíritu o nos lleva a evocar las más agradables semblanzas.

Lo anterior es solamente una experiencia que se puede evidenciar al explorar un espacio en nuestro medio más cercano, sin embargo, una experiencia vivencial en algún lugar mágico rodeado de naturaleza exuberante son también situaciones encantadoras, que muchas veces no se valoran de la manera adecuada, tal vez por por contar con estos elementos en abundancia, por desconocimiento o por gusto.

Colombia ocupa el primer lugar en diversidad de orquídeas y de aves, además de la segunda posición en plantas, anfibios y palmas. De esta manera se podría continuar nombrando géneros diferentes en los cuáles estaría siempre en el podio, pero más allá de ello es necesario entender que esa condición ha sido otorgada por la ubicación estratégica en la franja tropical del planeta, la subdivisión interior de los tres ramales de la cordillera de los Andes, sus valles interandinos, la porción selvática de la región del Amazonas, las vastas llanuras de la Orinoquía  y la casi exclusiva condición megadiversa de la llanura del Pacífico, cuyos atributos requieren de un extenso tratado exclusivo para ser abarcados en su totalidad. 

A todo lo anterior es necesario agregar las variaciones altitudinales que nos llevan desde las temperaturas elevadas de las cálidas llanuras y sabanas, hasta las nieves perpetuas desde las que descienden las aguas, fuente de vida para tan vasta riqueza. Por supuesto, un capítulo aparte merecen sus dos océanos, los ríos y cuerpos de agua dulce y hasta un tercer mar interior como ha sido catalogado por los científicos a la cuenca del río Amazonas.

Se requerirían extensos párrafos clasificados por temáticas independientes para enumerar tan solo pequeñas partes de la enorme diversidad con que cuenta nuestro país, sin embargo mencionarla de manera general, se constituye en un pretexto para conmemorar una fecha más del día de la biodiversidad nacional, este 11 de septiembre, y entender que estos privilegios están necesariamente ligados a una diversidad compleja de seres humanos que cohabitan un mismo territorio, sus actividades y manifestaciones culturales. Situaciones que según su interdependencia pueden restringir o potenciar su desarrollo. 

Nuestro país cuenta con pobladores ancestrales que conocen a profundidad y a través de los siglos han aprovechado todo este potencial para su subsistencia, la veneración a los seres superiores, la madre tierra o el cuidado a los hermanos menores. Seres humanos que valoran estos recursos, los resguardan, los exaltan y le otorgan veneración y agradecimiento constante, un ejemplo y un legado que cada uno de los habitantes de este territorio deberíamos imitar.

La Corporación Social Manantial dentro de sus pilares fundamentales como la Gestión Ambiental, la Gestión del Desarrollo Social y la Gestión del Desarrollo Económico, lleva implícito los principios de conservación del ambiente, la sustentabilidad de los procesos y la promoción de valores frente al cuidado de de cualquier forma de vida, lo cual apunta de manera directa o indirecta hacia el cuidado de la biodiversidad, entendiendo también que además de este concepto biológico, somo somos un país con diversidad de razas, de cultura y de pensamientos, cualidades que si se logran poner en concordancia, permitirían potenciar de una mejor manera nuestro destino y para ello es necesario comenzar a sumar desde nuestras pequeñas acciones como individuos.

Por:
CRISTIAN FELIPE OSORIO C.