“La verdad es que entender un país como este es difícil ya que nadie comprende estadísticas donde somos de los países más felices del mundo, pero al mismo tiempo nos matamos desde hace más de 50 años.” Dice con la sabiduría de su mirada en un tono pausado el maestro Julio Carrizosa Umaña, cuando expone las tesis que plantea en su maravilloso libro Colombia Compleja.
Son muchos los retos que hoy nos supone el futuro predecible del país, a doscientos y tantos años de haber proclamado la independencia del yugo español, aún seguimos absorbiendo las ideas que se plantean en otras latitudes y se adaptan las visiones que se han considerado en otros paisajes culturales. La conectividad nos ha abierto las fronteras de la globalización y ese ritmo global nos han embullido en un sinnúmero de agendas con organismos multilaterales y compromisos del orden mundial.
No obstante lo anterior, no existe un consenso alrededor del proyecto de país que queremos, las brechas que nos separan son bastante profundas, en el mismo país somos muy ricos y somos muy pobres, gozamos del agua potable y vivimos en la sequía, el progreso transita por autopistas de última generación y a lomo de mula…
Tal vez la solución probable resida en nuestros propios territorios, en observar lo complejo de la diversidad en cada pequeño país del país en que vivimos, arriesgarnos a soñar un futuro posible en el que todos podamos estar incluidos. Hoy hablamos del Desarrollo Endógeno cómo la alternativa viable para orientar nuestro camino dentro de un gran sistema en el que todos podamos compartir nuestros anhelos y posibilidades para aunar esfuerzos en la construcción de una nueva patria.