Los sobrevivientes del 20 hemos llegado hasta la orilla fronteriza de este año. 2021, ha sido el laboratorio para poner a prueba nuestra capacidad adaptativa, la necesidad de avanzar aún sin saber qué nos espera en el próximo puerto.
Este año se han entretejido las narrativas de la supuesta “nueva humanidad” entre las realidades económicas, políticas, sociales y los nuevos retos ambientales que nos suplican acciones inmediatas para mantenernos por debajo del límite de dos grados centígrados, que nos separan de la devastación.
En medio de la precarización de los recursos por parte de los países “más desarrollados” y el cierre de fronteras, este año hemos visto recurrentemente las escenas más desgarradoras de la migración. Nuestros hermanos venezolanos caminando al borde de las carreteras, abarrotando los semáforos, contándonos sus historias de desapego entre cachapas y chicha criolla… nuestros hermanos mayores, varados en las costas colombianas, intentando salir de Haití escapando de la miseria, entre mareas y tiburones… familias afganas tratando de salir con todas sus fuerzas hacia cualquier lugar donde vivir no sea un delito.
Una mañana nos despertamos aturdidos con la reverberación del “estallido social”, los colombianos gritamos al unísono la necesidad imperativa de un cambio, las deudas del salto que esperamos por décadas han profundizado las brechas que nos separan más que el virus letal que ronda. La horrible noche aún no cesa, siguen sin llegar a casa los hijos, las esposas, los estudiantes, los funcionarios, quienes algún día salieron a hondear la bandera contra la opresión de un sistema insubsistente, indiferente, inviable.
Pero 2021 también nos ha mostrado la cara de la otra humanidad, la que a pulso de esfuerzo y disciplina nos ha llevado a los grandes escenarios de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en los que la solidaridad ha sido la gran bandera que nos cobija y la llama y los aros se han convertido en símbolos de esperanza… siguiendo el relato de los campeones, este año nuestros campeones sin medalla ni trofeo, el equipo tenaz de Gente que Ama lo que Hace con determinación ha hecho sinergia con aliados, socios y cooperantes con quienes a través de proyectos y de metodologías disruptivas, ha llevado el mensaje de horizontes posibles, de la utopía a más de setenta mil personas en 16 municipios de la geografía colombiana, recorriendo miles de kilómetros de carreteras y caminos, trepando montañas, navegando ríos y el mar, hemos transportado con cuidado los ingredientes necesarios para la fórmula de la RESILIENCIA, para que nuestras comunidades en cada territorio puedan sustentarse y tener más oportunidades!
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS 2021… por habernos enseñado tantas lecciones, mostrado otros caminos posibles y confirmado el inmenso valor del trabajo en equipo.
Gracias a quienes nos han dejado para hacer parte de la bóveda celestial, para convertirse en estrellas que nos guían en este viaje con la inspiración de su recuerdo.
Gracias a nuestros aliados y comunidades participantes por creer y crear, gracias a nuestro valiente equipo de coequiperos por hacer que sea posible.
Solos no podemos, juntos somos capaces, porque juntos SOMOS TERRITORIO !
Esta historia continuará… Bienvenido 22 !
Alex Jair Monsalve Socarrás
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